



Esta es una internacional, porque Colombia no es el único país donde los medios manipulan la información.

Que disfruten de las imágenes, y que hayan pasado una Féliz Navidad, si es que las noticias los dejaron.
Este país sigue siendo la cuna de lo irreal. Hace 10 años, por presiones políticas del proceso 8 mil, se le dio la concesión de nuestro espectro electromagnético a Caracol y RCN. En ese entonces teníamos 14 noticieros, hoy sólo tenemos dos, los que manejan estos canales.
Manipulan, invisibilizan y tergiversan la verdad. Son propiedad de dos organizaciones que financiaron y se vieron beneficiadas por el terror paramilitar.
En estos 10 años, el modelo de televisión cambió y se convirtió en un monopolio, donde estos dos conglomerados suplantaron a los actores políticos, 10 años donde no hemos tenido mas que realities, novelas y demás productos de la televisión basura…..Y resulta que la CNTV y el Gobierno Nacional, sin la mas mínima rendición de cuentas, debate, estudio o consulta popular acerca de estos canales, deciden de forma dictatorial extenderles la licencia por 10 años más…….y estos señores, estos farsantes, estos terroristas, deciden ponerse bravos y alegar porque van a abrir un tercer canal y porque les quedó muy caro el contrato!!!
“Hace diez años pagamos 117 mil millones de pesos, por diez años con exclusividad; hoy quieren que paguemos casi 500 mil millones de pesos sin exclusividad”, dijo el presidente del canal RCN Gabriel Reyes al noticiero de su mismo canal, y le dijo a Caracol Radio que estamos “en un mundo en medio de una profunda recesión y en donde el negocio de la televisión ya no es el mismo”. No sé por qué se supone que 82 millones de dolares son casi 500 mil millones de pesos, pero si los colombianos de a pie padecemos la inflación de los precios, no veo por qué los canales privados de televisión no deban. Y si el negocio de la televisión privada en Colombia va mal, no es por la televisión por cable pues esta les ha permitido entrar a otros mercados; ni por la crisis económica, pues las personas siguen viendo televisión. Si el negocio en realidad va mal, es por la mala calidad de la televisión privada, que pasa las mismas novelas y los mismos realities una y otra vez.
No estoy de acuerdo con el tercer canal, pero no por las razones que alegan los canales de Ardila Lulle y los Santodomingo….De hecho pienso que no debería existir este macabro modelo de televisión privada que tenemos….pero definitivamente esta gente no tiene decencia, ni tampoco la mas mínima vergüenza….si tuvieran responsabilidad con el país darían explicaciones sobre los 10 años de funcionamiento en los que llevan empujando al país al abismo,…y si el Gobierno fuera serio y quisiera reparar a las victimas de los paramilitares no debería renovar las licencias de estas mafias.
Lo primero que debemos mencionar, subrayando lo obvio, es que los múltiples problemas de la capital no nacieron con la gestión de Moreno, así Julio trate de manipular la información para hacerle creer eso a la gente.
Las mafias de los transportadores no son nuevas y siempre, absolutamente siempre, han hecho lo que se les ha dado la gana. No recuerdo que ni Antanas, ni Peñalosa, ni Lucho hayan hecho nada para meterlos en cintura. Y es fundamentalmente por culpa de los buseteros que la movilidad de Bogotá es un desastre. Si Samuel se sale con la suya en el tema del metro, del tren de cercanías y manda el Transmilenio por la séptima, pasará a la historia como uno de los mejores alcaldes.
Entiendo que a Julio le mortifique el tráfico del norte de Bogotá, pero eso no le da licencia para atribuirle a Moreno cosas que no ha hecho. Como por ejemplo, le ha inventado un par de viajes al exterior que el Alcalde no hizo. Y fresco como lechuga insiste, con mala fe creo, en desprestigiar de manera sistemática y perversa al burgomaestre.
Julio, tal vez porque vive en Madrid y, por supuesto, porque no le da la gana, no se ha tomado el trabajo de pedirle a Moreno que lo lleve a los barrios del sur para ver cómo funcionan los colegios oficiales o los comedores populares. Eso a él no le importa tanto como seguramente lo mortifican los huecos que dañan los amortiguadores de sus costosos vehículos.
Si se pusiera a investigar encontraría que, por ejemplo, en el tema de proveer a los bogotanos con alimentos, se ha creado un sistema de abastos que no existía antes. Pero claro, ¿a quién le va interesar que los pobres de Bogotá puedan acceder a comida de buena calidad y a precios módicos, si los demás tenemos Pomona y Carulla? ¿Y para qué tomarse el trabajo de saber que más de 1,5 millones de niños, gracias a las políticas del gobierno distrital, pueden tener sus tres comidas diarias, balanceadas y nutritivas? Antes estaban sometidos a “alimentarse” con unas sopas hechas con hueso y papel periódico. No me explico cómo no se murieron más menores teniendo que comerse a diario los editoriales escritos por Enrique Santos. Pero eso no importa, porque los de estrato seis, a donde Julio ingresó fortuitamente, tienen Salinas y Criterion.
Tal vez lo que tiene tan mortificado a Julio es que el Alcalde, con buen criterio, no le prestó El Campín a su amigo Juanes para que hiciera el concierto.
Trato de encontrar una sola razón para entender la actitud ponzoñosa de Sánchez, porque debe haber alguna razón recóndita que no conocemos. De no haberla, entonces estaríamos frente a una actitud muy injusta, como si no bastara con María Isabel Rueda y su también inexplicable actitud hacia Samuel Moreno Rojas.
Felipezuleta.blogspot.com
Madre envenena a sus dos hijos y se suicida en santander
Ejercito y Paras masacran tres niños menores de 3 años en san jose de apartadó
Horrendo crimen contra niña de 6 años en medellin
P.D. En el siguiente blog, se hace agudos e interesantes apuntes sobre la insensatez y la locura que resulta el caso de este niño asesinado, recomendado:
Antonio López fue asesinado hace 1 mes y adquirió notoriedad por ser uno de los emisarios de 'don Berna' que visitó la Casa de Nariño con aparentes pruebas contra magistrados de la Corte Suprema.
"Está el trabajo con periodistas, creo importante tener uno aquí (El Colombiano). En eso me puede ayudar el amigo. En Bogotá tenemos en la W, en Semana, En El Espectador, en Caracol Radio, Juan Carlos Giraldo en RCN televisión, en Colprensa, y tenemos cómo trabajar a Álvarez Gardeazabal y a Salamanca, del Cocuyo", señala la presunta carta de 'Job', que fue leída en exclusiva en la W.
"Te propongo que a los primeros les demos de a dos mil, que la cosa es distinta con Salamanca, éste está entre cuatro o cinco y a Gardeazabal no le de dinero, eél no recibe dinero, piensa en él para darle un regalo de vez en cuando. Al ma**** ese le encantan los relojes", agregó el texto.
Según la W, la carta, sin firma y dirigida a un tal "mi viejo", fue aparentemente hallada en el cuerpo de 'Job' cuando fue asesinado en un restaurante de Medellín.
La W indicó que analistas consideran que "mi viejo" podría ser el narco alias 'don Mario'.
Las autoridades aún no se han pronunciado e investigan el documento para comprobar la veracidad de las imputaciones y si en realidad éste estaba en el cadáver del paramilitar.
A pesar de la gravedad de la carta ningún medio de comunicacion la publico, ni dio explicaciones y mucho menos, la desmintió.Así es! Muchos "periodistas" en nuestro país se forman con la mesiánica imagen del cacique de la Radio, Juan Gossain.....No obstante, quienes lo hemos escuchado hemos podido constatar que su tarea periodistica es poco responsable .....pero para quienes no lo escucharon la semana pasada les recomiendo que lean la columna de María Jimena Duzan sobre la ética profesional del Mahoma de la Radio colombiana cuando entrevisto a Clara Rojas.
Carta a Juan Gossaín*
Apreciado Juan: No hay en el país un periodista que infunda más respeto que tú, Juan. Les has cantado la tabla a todos los poderes, sean estos santos o no santos y tu celo por la ética te ha convertido en un referente obligado para muchas generaciones de periodistas. De ahí mi asombro por lo que sucedió el 11 de julio por la mañana en tu emisora. Ese día entrevistaste a Clara Rojas y para mi sorpresa -y la de ella-, entraste en terrenos íntimos en los que ningún periodista había entrado. Le preguntaste si era cierto un rumor -tú que siempre has evitado los rumores en el periodismo-, un rumor, además macabro y denigrante, que Clara negó de un tajo, según el cual, ella, en un momento de desesperación, habría intentado ahogar a su hijo Emmanuel en un río y que Íngrid Betancourt heroicamente se lo había quitado de las manos. "Eso son especulaciones", fue la respuesta que te dio Clara con una voz desajustada, casi al borde del llanto.
Para mi sorpresa, tú no le creíste y volviste a preguntarle si era cierto que ella había intentado ahogar a su hijo. Se lo preguntaste sin titubear, como si se tratara de una inquietud periodística, cuando en realidad no lo era. "Yo he tratado de ser muy cuidadosa con lo que hablo del secuestro… ¡Casi pierdo la vida!, ¡casi la pierde mi hijo!…", te respondió en un momento dado, implorando clemencia, pero tú no la escuchaste y seguiste preguntándole por cosas que a ella la herían.
Te confieso: al Juan Gossaín que preguntó en esa entrevista radial casi no lo reconozco. No hubo frontera que te retuviera -tú que siempre has respetado las líneas entre información, fábula y morbo- y te las ingeniaste para llegar hasta el más hondo rincón íntimo de Clara Rojas transgrediendo una a una todas las máximas del periodismo serio, el mismo que tú pregonas: intentaste, de manera infructuosa, que ella te diera la chiva del nombre del padre de Emmanuel -"No lo he dicho y no lo he querido decir hasta ahora", te contestó de maneja tajante-, llegaste incluso a cuestionarla por no haberle contado a su hijo quién era su padre, en una actitud abiertamente patriarcal que me reveló cierto tinte machista que no te conocía: "Doña Clara, una inquietud final -le preguntaste-: qué pasa si el niño le dice: mamá: ¿mi papá quién es, como sucede con todas las familias normales?" Clara Rojas te respondió, con una frase de cajón: "Cada día trae su afán", pero estoy casi segura, sin conocerla, de que hoy debe estar arrepentida por haber sido tan diplomática, por haberte dejado que entraras como entraste en su intimidad de madre y la juzgaras de manera tan ligera ante la audiencia radial. Yo te pregunto, Juan, con el respeto que me mereces: ¿Por qué es relevante para los colombianos saber el nombre del padre de Emmanuel, si Clara Rojas no quiere decirlo? ¿Qué sacamos con revelar rumores sobre episodios íntimos de los secuestrados, a sabiendas de que es un irrespeto con ellos y con los que aún se están pudriendo en la selva? ¿Acaso lo hacemos para satisfacer las necesidades del morbo nacional, como opina María Isabel Rueda? Te pregunto, Juan: ¿Con qué derecho los periodistas irrumpimos en la órbita íntima de las víctimas de este conflicto sin que la nuestra entre en el baile? ¿Por qué, entonces, no terminamos hablando de tu intimidad o de la de otro periodista? Clara Rojas no era ni es cualquier persona, Juan. Tú entrevistaste a alguien que acaba de salir de siete años de cautiverio a manos de las Farc, que fue ultrajada en su integridad y que prácticamente volvió a respirar como nosotros hace unos pocos meses. Semejante drama no puede ser más revelador que la petite histoire de cada uno de ellos, la cual debería quedarse en la selva, como bien lo ha dicho la propia Íngrid Betancourt. En una sociedad degradada por la guerra siempre existirán los luis eladios pérez. Es decir, los personajes que sin quererlo transgreden sus propias fronteras y terminan atrapados en sus tragedias. En su libro y en sus entrevistas, Luis Eladio se ha ensañado más contra sus compañeros de cautiverio que contra sus victimarios. También sobran los periodistas reconocidos por su adicción al morbo, interesados en espulgar las órbitas íntimas de las víctimas del conflicto. Otra cosa muy distinta es que un periodista como tú, reconocido por su pulcritud informativa y por saber cuáles son los terrenos que hay que cruzar para contar una historia relevante, tome ese rumbo. Esta carta la escribo con el alma arrugada, por el cariño y el respeto que tengo.
Si tú traspasas esa frontera, ¿qué no podrán terminar haciendo los cientos de reporteros que han soñado con llegar a ser como Juan Gossaín?
*Tomado de Semana.com