Igual de hipócrita es el trino de Vicky Dávila al día siguiente, cuando señala que deberían echar a José Obdulio Gaviria de el tiempo.
La columna que tanto revuelo causó, en donde Gaviria inventa un diálogo entre el Alto comisionado para la paz Sergio Jaramillo, y "el médico" Mauricio Jaramillo negociador de las FARC, pretendía desprestigiar los acercamientos de paz, y causó molestia al gobierno; mas que sus calumnias, digo, columnas anteriores.
Dejemos claro que Gaviria siempre ha mentido, como cuando afirmaba que el desplazamiento forzado en Colombia se había acabado, quedando sólo "migrantes". Con antecedentes como esos El Tiempo lo contrató y soportó sus mentiras semana tras semana, como cuando señaló a los paveros de ser miembros de las FARC. Nada nuevas son las mentiras de Gaviria, ni las de Londoño; Alfredo Rangel tambíen mentía cada semana, y no son los únicos. El problema para José Obdulio Gaviria es que esta vez molestó al gobierno, y un grupo económico como el de Sarmiento Angulo no puede darse el lujo de pelearse con el gobierno de turno. Al respecto escribieron en la Silla vacía cuando Pacho Santos fue despedido de RCN radio.
Si se tratara de una cruzada por la verdad obligarían a María Isabel Rueda retractar su columna de hoy, en donde afirma que el Procurador fue obligado a mentir por la Corte Constitucional; o se habrían disculpado por las múltiples columnas donde ella atacó a la Corte Suprema de Justicia, como el 22 de mayo de 2011 cuando desdibujó los argumentos de esta para absolver a los investigados por Farcpolítica, y como en 2008 cuando la criticó por investigar parapolíticos.
Maria Isabel Rueda "sutilmente" se puso del lado del procurador al defender su derecho a "opinar", ignorando que él es un servidor público que debe hablar desde su cargo, siempre pensando en las responsabilidades que le corresponden no en sus gustos y manías personales. También Salud Hernández defendió al procurador Ordóñez al señalar que sus críticos son unos "fanáticos" sólo por pedirle que cumpla con sus funciones.
Los columnistas de El Tiempo son cualquier cosa menos serios y honestos; siempre mienten, siempre se equivocan y nunca rectifican. Leer una verdad en El Tiempo sería algo nuevo. Está vez se disculpan sólo para salvar los intereses económicos de Sarmiento Angulo, que no quiere pelearse con Juan Manuel Santos.